Beata Magdalena Panattieri | |
Nombre | |
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Datos Básicos | |
Nacionalidad | Italiana |
Nacimiento | 1443 (Trino-Vercellese, Italia) |
Fallecimiento | 13 de octubre de 1503 (Trino-Vercellese, Italia) |
Familiares | |
Datos Religiosos | |
Beatificación | 26 de septiembre de 1827 por el Papa León XII |
Festividad | 13 de octubre |
Venerado en | Iglesia Católica |
Lugar de peregrinación | Iglesia de Santa Catalina de Alejandría, Trino |
Celebran | Magdalena |
Otros santos | Magdalena |
Beata Magdalena Panattieri fue una virgen laica, catequista y terciaria dominica italiana.
Biografía[]
Magdalena nació y vivió toda su vida en el pueblecito de Trino-Vercellese del marquesado de Monte Ferrato, entre el Piamonte y la Lombardía.[1] Desde los primeros años fue un alma llena de gracia. Adornada con una extraña belleza, logró escapar de la insidiosa red de vanidad en la que tantas jóvenes se enredan miserablemente y su espejo era solo el Crucifijo.[2] Antes de cumplir los veinte años, Magdalena hizo voto de castidad perpetua e ingresó como terciaria de Santo Domingo, en una cofradía de jóvenes que se consagraban a las obras de piedad y beneficencia.[1]
Abrazó todas las austeridades de la Orden con gran fervor. Siempre llevaba la camisa de lana áspera, observaba la abstinencia y los largos ayunos con rigor extremo, y era vigorosa en las vigilias. Hizo suyo el doble espíritu de contemplación y acción, convirtiéndose en una expresión viva de ello. Contempló apasionadamente la Pasión de Jesús, mereciendo participar en el alma y en el cuerpo en todos los dolores del Salvador. Tuvó celo por la salvación de las almas por las que trabajó y rezó.[2]
Magdalena no parece haber sido víctima de ninguna persecución y pronto llegó a ser un personaje de importancia en su pueblo. La caridad con que se consagraba al cuidado de los niños pobres, en cuyo favor realizó varios milagros, le facilitaba la tarea de convertir a los pecadores. Por estos últimos oraba y se imponía continuamente nuevas penitencias; pero no vacilaba en reprenderlos severamente, sobre todo a los usureros. Tenía gran facilidad de palabra y empezó a dar una serie de conferencias a las mujeres y a los niños en un salón llamado "la capilla del marqués", contiguo a la iglesia de los dominicos; pronto empezaron a acudir, a las conferencias también los hombres y aun los sacerdotes y religiosos, y el superior de los dominicos solía enviar a los novicios a escuchar las fervorosas exhortaciones de Magdalena.
Por sus esfuerzos, los dominicos empezaron a practicar más estrictamente la observancia y, en 1490, el Beato Sebastián Maggi fue de Milán a Vercellese para ratificar ese movimiento de reforma. Por entonces, los dominicos estaban envueltos en un pleito con uno de los miembros del consejo de Milán que abusó tanto de su poder, que fue excomulgado por Roma. En la terrible confusión que produjo esa sentencia, un joven abofeteó públicamente a Magdalena, la cual le presentó la otra mejilla, cosa que no hizo sino enfurecer más al agresor. Los habitantes de Vercellese vieron una especie de señal del cielo en el hecho de que el violento joven, que se llamaba Bartolomé Perduto, murió trágicamente un año más tarde, y el consejero de Milán falleció también a consecuencia de una terrible enfermedad. La beata lloró esas muertes sinceramente.[1]
El marqués de Monferrato tenía una veneración especial por ella y la llamó "su madre". Después de todo, era la madre de todos y era amada por todos.[2]
Cuando Magdalena comprendió que se aproximaba el momento de su muerte y mandó llamar a todas las terciarias, a las que se unieron muchas otras personas; les prometió orar por ellas en el cielo y les dijo que no podría ser feliz en el cielo, si ellas no estuvieran ahí.[1] Cuando estaba en agonía, con dulce voz, cantó el himno "Jesu nostra Redemptio" y "Ave Maris stella".[2] Murió apaciblemente mientras que los presentes entonaban el salmo 30. Los habitantes de Trino-Vercellese veneraban a Magdalena como santa desde antes de su muerte, ocurrida el 13 de octubre de 1503.[1]
Veneración[]
Su cuerpo, enterrado en la iglesia del convento, fue inmediatamente objeto de mucha veneración. En el siglo XVII en el cercano oratorio de San Pedro Mártir, se encontró en 1964. En 1970, con la autorización de la Santa Sede, se trasladó solemnemente a la iglesia.[2]
Según parece, Magdalena profetizó las calamidades e invasiones que iban a abatirse sobre el norte de Italia en el siglo XVI. Los habitantes de Vercellese, que inexplicablemente no sufrieron daño alguno, atribuyeron a la intercesión de la beata ese favor. Sin embargo, en 1639, la población fue cañoneada por los españoles y los napolitanos, y las reliquias de Magdalena fueron destruidas.
El 26 de septiembre de 1827, el Papa León XII confirmó el culto.[1]
Referencias[]
- ↑ 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 ar.geocities.com/misa_tridentina04. "Magdalena Panattieri, Beata". Catholic.net. Web. 13 de octubre de 2019. <http://es.catholic.net/op/articulos/34818/magdalena-panattieri-beata.html>
- ↑ 2,0 2,1 2,2 2,3 2,4 Franco Mariani. "Beata Maddalena Panattieri Domenicana". Santi e Beati. 11 de abril de 2002. Web. 13 de octubre de 2019. <http://www.santiebeati.it/dettaglio/90480>